“Se trata de un pequeño establecimiento de planta baja dedicado a la venta de tabaco, filatelia y otros productos relacionados, como pipas, sellos, etc. También se vende lotería nacional y diferentes juegos de apuestas”
Desde 1898. Segunda generación.
Pedro Juan Soler fue uno de los muchos mallorquines que emigraron "a hacer las Américas".
Al volver de Buenos Aires en 1923, compró el estanco a la familia noble que entonces lo regentaba, manteniéndolo abierto por su carácter de servicio público y consciente que solo lo podría traspasar a la parentela, puesto que en aquellos tiempos -y hasta hace relativamente poco- los estancos eran una concesión del Estado.
Superados los tiempos difíciles de la posguerra, donde el contrabando se levantaba como competencia, Can'n Homar continuó ofreciendo sus productos hasta día de hoy, cuando Gori y Miquel Homar, cuarta generación de propietarios, muestran orgullosos un billete de lotería de los que vendía su abuelo.