“Tienda antigua ubicada en la calle de Sant Domingo que, a pesar de que en sus inicios era la típica tienda de comestibles del barrio, se ha adaptado a los nuevos tiempos introduciendo comidas preparadas”
Desde 1881.
Las hermanas Magdalena y Carme Colom abrieron el colmado en 1881, ofreciendo productos de primera necesidad como vino, pan, fruta o sal.
Su momento de esplendor llegaría durante la década de los 60, cuando los pedidos de hoteles y restaurantes de categoría dieron un gran impulso al negocio.
En 1996, Magdalena y Carme traspasaron la gestión del negocio a una antigua trabajadora, Josefa García, quien junto con su hija –Elena Amer– introdujo las comidas preparadas dentro de la oferta del negocio, con gran éxito entre la clientela habitual. Es un ejemplo de las pocos colmados que quedan en la ciudad.
En 2020, Natalia Vaquer, bisnieta del fundador, decidió coger el local y regentarlo para seguir con el negocio familiar llevando a cabo una gran reforma para darle un aire más gourmet, tal como quería su abuelo.